Orrialde:El imposible vencido (1853).pdf/13

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elevados, ó por otras prerogativas excelsas. Si queremos hablar de la lealtad y fidelidad constantísima de GUIPUZCOA á sus Reyes, á quienes profesó obligacion de obedecer, no hay ponderacion que alcance. Nunca en los siglos antiguos reconoció el yugo de algun imperio y mando forastero, manteniéndose árbitra de sus leyes, buenos usos y costumbres, aun cuando de su bella gracia estuvo unida á la corona de Navarra. Pero despues que por justas causas se agregó voluntaria- mente á la de Castilla, ha mantenido siempre á sus dueños legitimos una lealtad inalterable, sin desampararla jamás con pretesto alguno, ni del tiempo, ni del gobierno ni de malignas solicitaciones, ni de malos egemplos, ni de las mayores calamidades: siempre lealísima, fidelisima en el obsequio á sus soberanos, pudiendo ser el espejo mas cristalino de este honradísimo caracter y prenda. Nunca supo GUIPUZCOA dar sustos á sus Reyes por alterada, ni desconfianzas por tibia. Siempre se vió firme, siempre inmoble, mas que la roca Marpesia, en la lealtad; siempre finisima en los obsequios, en las asistencias de armas, dineros, personas, sacrificando en los alteres del honor y lealtad á su Príncipe la hacienda, la sangre, la vida. Cien veces alaban esto nuestros mismos monarcas en sus cédulas y provisiones, en que conceden á GUIPUZCOA especiales gracias, por los muchos é grandes é leales é particulares é continuos servicios que hace á sus Reyes. Empleais, dice el señor Felipe IV (1), vuestras vidas y hacienda en mi servicio y defensa de estos reinos, á que con tantas veras, prontitud y cuidado, hijo de padres y padre por hijo acudis, asi en la mar, como en la tierra, de que en una y otra parte han resultado tantos y tan buenos efectos en beneficio universal, no solo de vos la dicha provincia, sino de los demás mis vasallos, súbditos y naturales. Por esta lealtad nuestros Reyes encomendaron á solo el valor y vigilancia de los provincianos tantas veces el resistir á poderosos egércitos de Francia, el defender las ciudades cercadas de S. Sebastian y Fuenterrabia, correspondiendo ellos siempre feliz y finamente á estas reales confianzas. Esta lealtad es la que en varias ocasione ha hecho tomar las aramas á los provincianos, embarcándose unos, saliendo otros al socorro de sus Principes, y quedándose los restantes á defender el pais, de manera que cuantos eran capaces de tomar las armas, todos sin escepcion alguna, estaban voluntariamente alistados, como insignemente reconocida lo alaba la Reina doña Juana, en cédula que especifica otros insignes efectos de la lealtad provinciana. Ni yo puedo omitir, dejando los demás, el que engrandece Felipe IV en la provision mencionada, donde, á continuacion de las palabras citadas, dice que la provincia habia en aquella ocasion voluntariamente aprestado y armado de naturales suyos una escuadra de ocho galeones de guerra, para servir con ella donde por mí se ordenare.. Demás de lo cual algunos particulares con navios y bageles, que han armado y arman, han servido y sirven contra los enemigos de la corona y de la Fé Católica, con buenos efectos que se han seguido; esfuerzos á la verdad, que pres-

(1) A 30 de setiembre de 1625. Provision en que confirmó la merced de alcalde de Sacas.